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  • Los libros conciencia deberían formar un genero aparte dentro de la literatura, textos donde la ficción cuenta la historia de una forma dolorosa pero que no produce repulsa
  • Los libros conciencia deberían formar un genero aparte dentro de la literatura, textos donde la ficción cuenta la historia de una forma dolorosa pero que no produce repulsa
  • Los libros conciencia deberían formar un genero aparte dentro de la literatura, textos donde la ficción cuenta la historia de una forma dolorosa pero que no produce repulsa
Para leer a Jabois hay que dejarse llevar por el ruido de la actualidad y ponerse bajo la influencia del licor café. Solo así se podrá llegar al epicentro de la columna en España: toda vez que antes aquel que quería triunfar en algo tenía que irse a Madrid, hoy lo puede realizar desde el mismo centro del salón de su casa o anclado al fondo de una cafetería. La escritura en blogs se distingue por el don de la autocrítica y se mantiene gracias a la retroalimentación entre lectores, en gran parte alejados del periodismo de salón que se ha ejercido desde tiempo atrás. LEER MÁS

A mí, que soy fácilmente impresionable por toda la buena literatura que se ha escrito en los periódicos, me ocurre que desde que entré en el submundo de Manuel Jabois (Sanxenxo, 1978) quiero transformarme en gallego. Como le escribo a un amigo por carta, “corrí hace un mes en busca de Irse a Madrid (Pepitas de Calabaza) y aún no he vuelto; está siendo un viaje maravilloso del que me va a costar reponerme y del que solo encuentro dos salidas: o ir en su busca o volver a nacer en Sanxenxo”.

De Jabois, que ganó muy joven el premio Julio Camba como quien pasaba por ahí, se dice que pertenece a la estirpe de herederos de Umbral. Lo mismo le hace un roto en el traje a cualquier viceministro como le da un repaso a las fans que le pretenden en Facebook. Se manifiesta aquí el columnista moderno que ha modelado su personaje hasta confundirlo en su propia obra, y no alcanzamos a distinguir entre realidad y ficción. Así nos encontramos con pequeñas delicias de la escritura de lo cotidiano, de andar por casa, que son grandes joyas repletas de humor y contadas con mucha retranca.

Lo mejor del libro, sin ninguna duda, es que se sigue escribiendo día tras día en su blog. Esa continuidad nos libra de perdernos a uno de los mejores escritores que tenemos. Y estos Apuntes en sucio –escritos como dice Jabois de manera casual– pueden aspirar a irse a Madrid o a donde quieran pero, sobre todo, a ser entretenidos.

Antonio J. Juliá

FICHA DEL LIBRO

Título: Irse a Madrid| Autor: Manuel Jabois | Editorial: Pepitas de calabaza | Páginas: 204 | Precio: 15€|

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Murakami completa con este tercer libro su magna obra 1Q84, un verdadero homenaje a la fantasía cercana, propia de su estilo y un deleite para sus incondicionales seguidores.

Los libros 1 y 2 dejaron a Tengo y Aomame en una situación complicada cuya resolución quedaba pendiente. Si bien el tercer vértice del triángulo lo soportaba Fukaeri ahora pasa a ser una mera figurante mientras Murakami otorga ese papel de tercer actor al investigador Ushikawa contratado por Vanguardia.

Aomame decide recluirse mientras la tormenta por el asesinato del líder de Vanguardia amaina. Tengo se debate entre prestar atención a Fukaeri o a su moribundo padre. Y Ushikawa va acercándose cada vez más peligrosamente a ambos. LEER MÁS


Gran parte de la obra carece de acción, el piso en el que se esconde Aomame y la habitación del padre de Tengo son los escenarios minimalistas que nos presenta Murakami. Esta ‘fase tranquila’ de la novela -semejante al sueño reparador- sirve para ir cuadrando las reflexiones sobre los dos libros anteriores y para que el lector pueda conectar las claves de los mismos por si se encuentra perdido. Únicamente la investigación de Ushikawa produce cierto movimiento en el conjunto. Mientras, el lector desea como en la novela romántica el acercamiento entre ambos protagonistas, pero ese encuentro parece ser cada vez más difícil.

La última parte de este tercer libro contiene el desenlace de la novela. El escritor nipón no se anda por las ramas y es capaz de cerrar esta obra sin dejar cabos sueltos; bastante ha imaginado el lector durante 1200 páginas para seguir dándole vueltas después.

Murakami sigue con la filosofía de no juzgar lo bueno ni lo malo. Salvo Tengo cuya conciencia sigue atribulada por lo que considera un abuso editorial, los demás personajes, actúan sin un orden moral fijo, matan, abusan, crean y destruyen siguiendo tan sólo sus sentimientos y aunque podamos sentir afinidad por ellos es obvio dicho comportamiento sólo obedece al mundo de 1Q84 al que se han trasladado y no al mundo real al que deben regresar.

Debemos advertir que si el lector no ha iniciado la saga con los dos primeros libros se abstenga de comenzar en este tercero pues la trama sería inasible.

Ambiciosa obra de Murakami que sus seguidores sabrán apreciar en su justa medida mientras lamentan que el Nobel no le haya caído todavía... tal vez sea en 2Q12.

Pepe Rodríguez

FICHA DEL LIBRO

Título: 1Q84 libro 3 | Autor: Haruki Murakami | Editorial: Tusquets | Páginas: 416 | Precio : 22€ |

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Fatos Kongoli
VICISITUDES DE LA SOLEDAD

Vengo de leer, sin pausa por el interés que me ha merecido su lectura, los libros del autor albanés, poco conocido en España, Fatos Kongoli (Elbasan, 1944). Y ahora considero que es uno de los mejores escritores europeos actuales, razón por la cual creo que su obra es merecedora de mayor atención y conocimiento. Con tal intención quisiera hacer algunas consideraciones que, ojala, sirvan para provecho del lector, ello después de formular aquí mi gratitud y reconocimiento a su traductor, Sanchez Lizarralde, que, a mi entender, nos ha trasladado una versión muy pulcra y cuidada de los libros “Piel de perro” , “La vida en una caja de cerillas” y “Bolero para dos viejos” que son los títulos que la editorial Siruela ha puesto hasta ahora en el mercado, y a cuyo contenido me he de referir en las preguntas que he formulado al autor a propósito de su obra.
¿Estamos ante un texto desnudo, ante una literatura ‘en blanco y negro’ sin más? No lo creo. LEER MÁS

Quiero comenzar advirtiendo que pudiera parecer una crónica muy elaborada, no ya del dolor humano sino de la condición de perdedor. Lo extraordinario es, no obstante, hasta qué punto la historia de alguno de los seres humanos que ‘viven’ en estos títulos, sirve, al final, como el elaborado entramado intelectual-literario a favor de la dignidad de esos seres. Es así que el perdedor no genera rechazo, sino comprensión. Y la palabra ‘humillación’, expresión que aparece repetida en una u otra obra, lo mismo que ‘sopapo’, o ‘puta’ (o la figura del espejo, o el hecho de llorar a solas) tal vez no sean sino el trasunto verbal en favor del hombre –o la mujer- solos, que, a través de los avatares de la vida, asumen su dignidad de solitario; aceptan desde un principio esa certeza: y en ello la condición de perdedor. Pero no para la sumisión, sino para la reivindicación, al fin, de su propia identidad.
A veces, es verdad, esa especie de heroísmo trágico se asume a través de un apartado y silencioso suicidio (que delata de una manera cruda la incomprensión de los otros, la injusticia hacia los débiles; por ejemplo el caso de la hija de Liza en ‘Piel de perro’) pero otras, como en el caso de la cuidadora –de nombre impronunciable- en ‘Bolero’, sirve para recuperar su libertad, su esencial identidad, aunque sea a costa de dicha soledad. Por no citar el caso de Kristo, el narrador-protagonista de la primera obra citada, y su asumida dependencia, o la aceptación de su fracaso.
Me llama la atención, de otra parte, la presencia siempre en estos libros -a veces de una manera implícita y otras explicita-, de un poder político opresivo como referente de una realidad social. Casi siempre aparece la figura de un intelectual purgado bajo la actuación de un régimen represivo. Es el equivalente a la presencia de ese Gran Hermano orwelliano como argumento político, como telón de fondo.
El texto literario, no obstante, aún bajo la presencia de estas connotaciones oscuras que parecen delimitar un entorno social asfixiante, no cae jamás en el recurso trágico más o menos emocional por premeditado, no (Ya lo he dicho, no estamos ante una literatura ‘en blanco y negro’ sin más; no lo creo) El texto posee unas características técnicas y estéticas que preludian, a mi modo de ver, perdurabilidad literaria: una argumentación viva, perfectamente ensamblada en escenarios y personajes; una introspección psicológica de la soledad inusual por brillante; numerosos matices para una exposición de la idea del amor, ya se exprese éste como sentimiento o como relación física.
Un lenguaje rico, sobrio, vinculante siempre con el lector por oportuno. Y, lo que resulta más curioso y, si acaso, conmovedor, un guiño siempre al sentido del humor, muy bien ubicado en las circunstancias de lo narrado. Se trata de un discurso literario elaborado con firmeza y rigor, un texto tallado sobre material noble. De ahí su vigencia predecible por cuanto, en el fondo, el protagonista es siempre, objetiva y estéticamente, el hombre y su circunstancia, el hombre consciente y las vicisitudes de la vida diaria. Y digo hombre como podría decir mujer, pues la figura femenina es un elemento esencial en su obra.
Puestas de manifiesto tales consideraciones en mi condición de lector y crítico, formulo al autor algunas preguntas que, creo, puedan ayudarnos a entender mejor un discurso literario tan estéticamente destacado y sugerente.

Dígame, señor Kongoli:

-¿Otorga usted alguna preferencia a la figura del hombre o la mujer en su obra? ¿Hay algún rasgo distintivo, psicológico o personal, que propicien su voluntad en la elección?

*Verá, cuando decido ponerme a trabajar en una novela lo primero que preciso es ‘ver’ los personajes, hombres o mujeres, si bien no todos los personajes, eso sería imposible.
Pienso que escribir una novela es, esencialmente, contar una historia, concretamente la historia de esos personajes elegidos con sus peculiaridades psicológicas, físicas. Pero al final no todo resulta tan sencillo y me atrevería a decir que la propia elección de los personajes puede resultar a veces, en verdad, una mera cuestión de suerte.


-¿Acepta que uno de los temas, más o menos explícitos en su literatura, sea el de la soledad del hombre?; entiéndase genéricamente, esto es, el ser humano como tal. Y aquí creo que no estaría de más recordar la obra de escritores como Musil o Pessoa.

*Le confieso que, desgraciadamente para mí, nunca he leído a Musil. He tenido la suerte, sin embargo, si bien muy tardíamente, de descubrir a Pessoa (¡más vale tarde que nunca!) Cuando, hace tres o cuatro año, me encontré con una versión del “Libro do desasossego” al francés padecí un verdadero ‘shock’. Y sentí una cierta sensación de amargura por el hecho de haber llegado a este autor demasiado tarde, sin embargo había descubierto el mundo de Pessoa, y eso era maravilloso.
Respondiendo al sentido introspectivo de su pregunta, le diré que la mayoría de mi vida ha transcurrido bajo una de las dictaduras más feroces del antiguo comunismo, y en tal sentido no quisiera extenderme ahora. Sí decirle que, en efecto, la soledad del hombre constituye para mí un tema clave. Es un tema que me ha atraído y me atraerá siempre.

-¿En qué medida considera que las peculiares circunstancias políticas por las que atravesó Albania han sido determinantes en el contenido de sus novelas?

*La política como tal no me interesa. Por eso yo no diría que mis libros sean políticos, ahora bien, es indudable que la política constituye, más o menos veladamente, el escenario de fondo de mis libros. Como autor lo que me interesa es la actitud del ser humano bajo los acontecimientos políticos: el clima social que se crea, el efecto psíquico que ejerce en la gente un determinado régimen, sea dictatorial o no, pasado o presente... Y el contenido del libro depende en mayor o menor medida de todos estos hechos.

-¿Existe, en su voluntad como escritor, señalar (o, incluso, destacar) la reivindicación de la dignidad del individuo? Sobre todo, digamos, como sujeto social en circunstancias difíciles.

*Podría decirse que, en general, los personajes de mis libros son individuos que viven un tanto al margen de la sociedad. Padecen la opresión, la injusticia; de algún modo son los pecadores, o se consideran como tales. Ahora bien, ello es lo que les lleva a tener un alto sentido de la dignidad y se esfuerzan en conservarla. Es más, están convencidos de la necesidad de esa dignidad aún en las condiciones más difíciles.
Parece como si tuviesen siempre el deseo de confesarse. Ellos no tienen miedo de hacerlo, convirtiéndose así, voluntariamente o no, en los verdaderos acusadores de la miserabilidad humana. Tal es lo que he pretendido poner de manifiesto en mis libros.

-¿Qué diría de su recurso, más o menos explícito, al sentido del humor (a la ironía) dentro de la trama, tan seria, de su discurso, de sus planteamientos éticos?

*Es una satisfacción para mí el que haya advertido el sentido de la ironía en mis libros, lo que se manifiesta a través de un cierto sentido del humor; un humor negro, sin duda.
La explicación es bien sencilla: mis personajes tienen un sentido muy desarrollado del ridículo. Ironizan sobre ellos mismos y sobre el mundo. Así la vida se torna más sencilla, más fácilmente soportable, a pesar de los sufrimientos.

-Me llama la atención, también, como lector, su pericia para aludir a los detalles, algo que ayuda a centrar la atención y fijar el discurso. Esto es algo que se le atribuye a la obra de Nabokov como un don ¿Valora usted la alusión al detalle como un referente para una mejor lectura de su obra?

*Lo que llamamos pequeños detalles nos permiten decir mucho acerca del personaje y su vida. Ahora bien, hemos de considerar que existen particularidades de la creación que el propio autor sería a veces incapaz de explicar del todo, lo que daría la razón a los que opinan que la creación tiene mucho de proceso metafísico…
Uno escribe sin ser totalmente consciente del contenido de su discurso, de lo que hace y cómo lo hace. Hay cosas que uno escribe sin pensarlas de antemano en el sentido estricto de la palabra. De ahí deriva lo que se define como estilo, a sabiendas siempre de que son los otros los que captan las peculiaridades estilísticas de uno, si es que se puede hablar de estilo en este caso. Incluso muchas veces pienso que uno crea de una manera más bien inconsciente; eso es lo cierto.

-Por fin, ¿prepara usted alguna nueva novela? De ser así, ¿se tratará de un protagonista que sufra por amor, que ansíe y espere como actitud? ¡Es un rasgo motriz que nos ha hecho llegar hasta ahora tan delicadamente en sus argumentos!

*Sí, estoy en el proceso de escritura de una nueva novela, pero no quisiera vender la piel del oso antes de cazarlo. Le confieso que tengo miedo al lector, que no perdona si uno se reitera. Por el momento mi preocupación es salir bien librado de este riesgo, algo que me ha obsesionado siempre como una espada de Damocles, y que me ocurre cada vez que comienzo a escribir un nuevo libro.


A veces, la obra de Fatos Kongoli, de una clara reciedumbre constructiva, semeja o se aproxima al ensayo. O al relato social. ¿Tal vez el sustrato que sustenta sus obras tiene que ver con lo que se ha venido en llamar metaliteratura, tendencia propia de los autores de la Europa del Este, donde el protagonista siempre es el hombre que piensa y reflexiona, pudiendo derivar de ello no solo su condición ontológica sino su esencial autonomía intelectual?
Al fin, sea como fuere, a mi entender estamos ante un ejemplo de buena literatura. Compruébelo el lector personalmente; a buen seguro que no quedará defraudado.

Addenda

Redactando este texto he podido saber que no hace mucho acaba de presentar usted su autobiografía. Dígame, por favor, ¿hay algún motivo especial para que haya sido Tirana, ciudad que suele ser una ubicación preferente en sus novelas, el lugar elegido para tal presentación? ¿Considera que existe, en la vida del autor, un momento oportuno para decidirse a reflexionar acerca de sí mismo? Me atrevo a considerar, en fin, que, en buena medida, cada uno de los protagonistas de sus novelas hayan dejado entrever ya al protagonista de esta su autobiografía.

*No hay ninguna razón especial para haber elegido la capital de mi país, Tirana, para la presentación de mi Autobiografía. O, si acaso, una: toda mi vida ha transcurrido en Tirana.
Por lo demás, confirmarle, como no podría ser menos, que, en efecto, todo yo, toda mi vida está necesariamente repartida entre mis personajes. Es decir, siento que todos mis personajes me comparten

Ricardo Martínez

EL LIBRO DE LA SEMANA

La literatura deviene a veces, por actitud más o menos consciente de su autor, no tanto en una didáctica de la vida como en un paradigma de comportamiento, de actitud propia de un personaje. Ello también justificaría la idea expuesta por H.D.Thoreau: “Los libros son la riqueza atesorada del mundo y la adecuada herencia de generaciones y naciones”
Tal es el caso, me atrevo a decir, de al menos la protagonista de este magnífico libro que comentamos por cuanto, a lo largo de las distintas vicisitudes del relato el autor va construyendo, sorda y paulatinamente, un ejemplo de una forma de ser. Esa sí que la actitud de reivindicación personal, el concepto la dignidad propia queda suficientemente explícito y resaltado. LEER MÁS

Todo nace por la extracción, desde un bajo rango social, de la protagonista, algo que ella casi exagera en la medida que reiteradamente se siente una desplazada, una perdedora en una sociedad donde predominan como códigos de conducta la riqueza y la belleza (“Al parecer, podía serle útil a él. Pero ¿qué necesidad podía tener aquel hombre de un ser como yo?”)
Dentro de una elaborada y vivísima trama de especial significado sociológico (¡siempre presente, si bien en penumbra, la opresión que se deriva de un presumible régimen totalitario!) es curioso deducir cómo, al final, ni “culo grande”, ni la moribundia en que se debate la incomunicabilidad de los dos viejos, ni la severa jefe de enfermeros resultan relevantes, al contrario de lo que obtienen una postura de coraje personal y la aspiración a una auténtica vida propia –si bien solitaria, incomprendida- del humilde personaje aludido. “El asunto resulta más complicado de lo que aparente, y tal vez guarde alguna relación con el absurdo de mi existencia periférica”, piensa para sí. Lo cierto, al final, es que, habiéndose constituido en referente de una conducta vivida como propia respecto de todos los demás, desde ahí retoma su valor como persona, su ser propio y distinto.
Como quiera que Kongoli escribe con una prosa sobria, sencilla y elegante (haciendo gala, en ocasiones, de un inteligente sentido del humor que acierta a hacer más llevadero el argumento un tanto sombrío de la trama), se puede decir que el lector está de suerte por cuanto tiene ocasión de acceder a un texto literario que viene a confirmar a su autor –junto con Banville, por ejemplo- como uno de los más interesantes escritores dentro del panorama europeo actual.

Ricardo Martínez

FICHA DEL LIBRO

Título: Bolero en la villa de los viejos | Autor: Fatos Kongoli | Editorial: Siruela | Páginas: 260 | Precio : 21,95€
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Como pueden comprobar nuestros seguidores me gustan los libros de artículos, sobre todo de escritores. La reflexión semanal o diaria de algunos produce una satisfacción estética e intelectual que empuja a esperar el siguiente artículo en la fecha señalada más que como agua de mayo como el postre que hemos pedido después de una velada culinaria de campeonato.
Esto pasa con los artículos de Rosa Montero (Madrid, 1951) que son un sabroso postre a lecturas que requieren una vocación de más largo aliento. Prueben a leerse este libro poco a poco, alternándolo con otros, haciendo pausas para refrescar el paladar librero y verán cómo se magnifica el buen gusto de estos textos breves. LEER MÁS

En “El amor de mi vida” (Alfaguara, 2011), Rosa nos habla del amor de su vida: la Literatura, una pasión que compartimos muchos con la misma medida entusiasta y febril que la autora madrileña. Nos ofrece una ristra de lecturas, libros y apasionamientos para que abramos puertas, para recomendarnos algunas de sus lecturas y escritores favoritos.
Pero más allá de la brevedad, más allá de toda consideración estética, laten bajo estos artículos un deseo de compartir con los demás lo descubierto y lo vivido, acaso para algunos, lo intuido. Porque en los artículos de Rosa Montero no se encontrarán tonos normativos, ni defensas a ultranza, ni imposiciones hechas desde una carrera exitosa en las letras sino una elegante y siempre inteligente declaración constante de amor a esa señora que se llama Literatura y que no sabe de sexos, tiempos ni generaciones.
Como suele ocurrir con este tipo de libros vamos a mencionar tres de los textos que más no han llamado la atención aunque cualquiera de ellos hará las delicias de los amantes de los buenos artículos.
Por un lado está “Muertos y requetemuertos” en el que Rosa nos recomienda la relectura o la primera inmersión en la obra de Patricia Highsmith y confiesa que la única vez que ha tenido que dejar de leer una novela en mitad de la noche por el agobio del texto, fue leyendo “Mar de fondo” de la escritora estadounidense. Abran esa puerta.
Luego un texto que a mí me ha entusiasmado mucho es “Escribir es resistir” que traza, a modo de cántico al esfuerzo y a la resistencia, los avatares de escritores no publicados y la alegría de algunos que han conseguido romper con el maleficio de la “no publicación” a fuerza de tesón.
Pero mi texto favorito es el que habla de Nabokov. “El jardín al que nunca volveremos” es una semblanza de Lolita, su autor y sus circunstancias. Un finísimo artículo sobre este escritor una invitación a releer su obra. Arranca este artículo con una deliciosa anécdota que da para un cuento largo o una novela corta, escrito con entusiasmo y con planteamientos interesantes que dan pistas por las que seguir buscando entorno a la figura del ruso.
Les va a gustar mucho “El amor de mi vida” y van a descubrir mucho de los gustos de su autora. Un libro que se lee con el mismo deseo de saber más de libros con el que su autora lo ha escrito. Les llevará revisitar autores viejos, nuevos, españoles, extranjeros y seguro que les acercará a la obra literaria de la propia Rosa Montero.

Pedro Crenes

FICHA DEL LIBRO

Título: El amor de mi vida | Autor: Rosa Montero | Editorial: Alfaguara| Páginas: 272 | Precio : 18€ |

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